lunes, 1 de junio de 2015

Desnudez



Fue a la cocina. Los olores nocturnos, ya lo había notado otras muchas veces, eran distintos de los diurnos, más mohosos, más anticuados, más tenues e insidiosos. Se abrió los dos lados de la bata de seda y hundió la cara en el hueco. Sí, también su olor era diferente, un olor estancado, infantil, secreto.
Se le ocurrió la idea de que nunca se había acostumbrado del todo a estar viva.

Benjamin Black, En busca de April, pág. 170

Traducción Miguel Martínez-Lage, Alfaguara, madrid 2011