lunes, 29 de agosto de 2016

El nuevo Novio

Escultura de Agata Kawa

       
      Dentro del armario de la sala hay tres ataúdes. Lo primero que piensa Immy es que un cuarto ya no cabe. Lo segundo es que solían pasar horas jugando con Oliver y Alan, y ahora ya no los sacan casi nunca. Son de Ainslie y no es como jugar a las muñecas. Más bien es como decirle a tu amiga que quieres pasar el rato con las personas de mentira que guarda en un armario del sótano. Que además sólo son amables contigo porque ella quiere que lo sean. Si Immy tuviera una Novio, no lo tendría en un armario del sótano.
       Abre un ataúd: es Oliver. El segundo es Menta. Es un nombre ridículo, no le extraña que haya estado haciendo cosas raras.
       - Hola, Menta. Soy Immy. Despierta.
    Aguanta la respiración y se da la vuelta buscándolo; pero, como era de esperar, no está. Es un chaval de mentira metido en un ataúd falso, ¿no?. Al menos eso es lo que piensa Ainslie. Lo que opina Immy es que no se debería apagar un novio sin más, solamente porque no es como tú querías.
       Le mete los dedos  entre el pelo, que es de una suavidad increíble. Es pelo de verdad, cosa que debería de resultarle rara, pero no.  Si de verdad fuera novio de  Ainslie, no podría hacer lo que está haciendo.
       Encuentra el punto blandito que tiene detrás de la oreja y lo pulsa. Una vez para modo corpóreo y dos para el espectral. Pulsa de nuevo y lo despierta.
       Cuando cierra la tapa del ataúd y se vuelve,  encuentra al Novio Fantasma subido a la bicicleta estática. La mira como si ella estuviera realmente allí con él, como si la conociera y supiera algún secreto. 

Kelly Link: A mí no me engañas.
Seix Barral, Traduc.: Maia Figueroa,
2015, página 243

domingo, 7 de agosto de 2016

NADA

The Hive, Kew Gardens
...nos habíamos olvidado  de que le tocaba  a Elise decidir  qué otra cosa  iría a parar al montón de significado.
      - ¡El pelo de Rikke-Ursula!
      Yo miré a Rikke-Ursula que de inmediato alzó una mano hasta las trenzas azules  y ahora abría la boca, signo de una protesta que ya sabía que era inútil.
        - ¡Yo llevo tijeras!- gritó Hussain carcajeándose.
      Sacó una navaja, la mantuvo en el aire y sacó las tijeras.
        - Se las cortaré yo- dijo Elise.
       - Yo también quiero, son mis tijeras-dijo Hussain y se pusieron de  acuerdo en cortar la mitad de  trenzas cada uno.

     

Azul, más azul. Azulísimo.
     Rikke-Ursula estaba totalmente quieta sin producir el mínimo ruido mientras le cortaban el pelo, pero las lágrimas rodaban por sus mejillas y era como si el azul  de su pelo quedara reflejado en sus labios, que se mordió hasta hacerlos sangrar.
      Miré hacia otra parte para no echarme a llorar yo también.
     Cortarle el pelo a Rikke-Ursula era peor que cortárselos a Sansón. Sin pelo ella ya no sería  Rikke-Ursula  con con sus seis trenzas azules, y eso significaba que desde entonces dejaría de ser ella. Y pensé  que quizá precisamente por eso  las seis trenzas azules  eran parte de lo que importaba, pero no me atreví a pronunciarlo en alto. Tampoco por lo bajo. Porque ella era mi amiga, a pesar de que no fuera esa Rikke-Ursula que llevaba seis trenzas azules  y fuera alguien tan especial y tan ella misma.
Janne Teller: Nada
Traducc. de Carmen Freixenet,
Seix Barral,Madrid, 2010
Páginas 71-72